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La quema en la Amazonía afecta el equilibrio de los ecosistemas, la salud humana y el planeta en su conjunto

Ardiendo en el Amazonas

Imagen de Ylvers en Pixabay

La quema de biomasa forestal como práctica agropastoral utilizada en las zonas rurales es una técnica recurrente y antigua en el país. Es una estrategia que se caracteriza por ser uno de los principales contribuyentes globales a la emisión de gases de efecto invernadero. En los últimos años, el crecimiento de los incendios en la Amazonía ha atraído una gran atención al problema. Esta práctica afecta el equilibrio de los ecosistemas presentes en la región, la salud humana y, en consecuencia, el planeta.

La Amazonía tiene características geográficas y ambientales distintas del resto del país. Estas condiciones favorecen la exposición de la población amazónica, haciéndola más vulnerable a los efectos de los incendios. Comprender las principales causas y consecuencias de las quemas en la Amazonía y la situación actual de esta práctica en el país.

Conociendo el Amazonas

La Amazonía es una región de 8 millones de km2 que abarca nueve países de América del Sur y comprende un conjunto de ecosistemas, en los que están involucradas la cuenca hidrográfica del río Amazonas y la selva amazónica. Además de albergar la mayor biodiversidad del planeta, la Amazonía es responsable de brindar numerosos servicios ecosistémicos fundamentales para la calidad de vida de la población humana, como la regulación climática, agua limpia para consumo y aire limpio.

La Selva Amazónica es la selva ecuatorial más grande del mundo, ocupando un área de aproximadamente 6,7 millones de km2. Cubre alrededor del 40% del territorio brasileño, además de ocupar porciones de los territorios de Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, Surinam, Guyana y Guayana Francesa. En Brasil, ocupa prácticamente toda la región norte, principalmente los estados de Amazonas, Amapá, Pará, Acre, Roraima y Rondônia, además del norte de Mato Grosso y el oeste de Maranhão.

Además, la región amazónica también alberga la mayor cuenca hidrográfica y el río más grande del mundo en términos de volumen de agua: el río Amazonas, con 6,937 km de longitud. Además de Brasil, la cuenca hidrográfica del Amazonas se extiende a partes de Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

Además de brindar diversos servicios ecosistémicos, la Amazonía alberga la reserva de biodiversidad más grande del planeta. También vale la pena mencionar que la región alberga a una gran parte de los pueblos indígenas brasileños. Por tanto, asegurar su conservación garantiza la sostenibilidad natural y la supervivencia de la cultura de estos pueblos.

Tipos de incendios forestales

Según el estudio “Aclarando la crisis de quema en la Amazonía”, existen tres tipos principales de quema en la Amazonía. El primer tipo de incendio ocurre por la deforestación. Primero, se tala la vegetación y se deja secar al sol. Luego, el fuego se usa para quemar la vegetación. La quema tiene la función de preparar el área deforestada para la agricultura o la ganadería.

El segundo tipo de quema ocurre en áreas utilizadas para la agricultura que ya han sido deforestadas. Un ejemplo citado en el estudio se refiere a los ganaderos, que utilizan el fuego para eliminar las malas hierbas y los pastos. Los pequeños agricultores, los pueblos indígenas y tradicionales también utilizan el fuego en la agricultura de roza y quema.

El tercer tipo de quema, llamado incendio forestal, es aquel en el que el fuego puede invadir los bosques. Cuando esto ocurre por primera vez, las llamas se limitan principalmente al sotobosque. Sin embargo, cuando la práctica se vuelve recurrente, los incendios forestales se vuelven más intensos.

Contexto histórico sobre la quema en la Amazonía

Caracterizada entre los principales contribuyentes mundiales a la emisión de gases de efecto invernadero, la quema de biomasa es una práctica recurrente y antigua en Brasil. Sin embargo, la conciencia global de sus posibles impactos es relativamente reciente.

Actualmente, la deforestación y los incendios son dos de los mayores problemas ambientales que enfrenta Brasil. Aunque diferentes, las dos prácticas están tradicionalmente asociadas, ya que la limpieza de la vegetación casi siempre se logra mediante la quema de biomasa forestal para “limpiar” el área.

En este contexto, la Amazonía se mantuvo preservada hasta la inauguración de la carretera Transamazônica en 1970, considerada el punto de partida de la era “moderna” de la deforestación. A partir de ahí, la intensidad y el uso indiscriminado de prácticas de quema, utilizadas en la preparación del área deforestada para actividades agrícolas, se convirtió en un grave problema ambiental para Brasil. Además, los incentivos fiscales fueron un fuerte impulsor de la deforestación en las décadas siguientes.

Principales causas de quema en la Amazonía

Según los Informes de ocurrencia de incendios (ROI) del Centro de Prevfogo para la Prevención y Combate de Incendios Forestales, existen numerosas causas para los incendios forestales y los incendios. El primero es el analfabetismo ambiental, que expresa desconocimiento sobre los sistemas, las interrelaciones e interdependencias de los procesos que aseguran la vida en la Tierra. El analfabetismo ambiental se considera la mayor amenaza para la sostenibilidad socioambiental del planeta.

La segunda causa mencionada está relacionada con la expansión de las fronteras agropastorales. Según el informe, la preparación de áreas deforestadas para actividades agrícolas es la principal causa de quema en la Amazonía. Durante esta práctica, el desconocimiento de las técnicas de prevención y los factores que influyen en el comportamiento del fuego es responsable de la dispersión incontrolada de las llamas por toda la región. Además del analfabetismo ambiental y la expansión de fronteras, también se destacan causas naturales y conductuales. Sin embargo, se sabe que la intensidad de estos incendios es menor y que tienen poco impacto en la Amazonía.

Según el estudio "Aclarando la crisis de la quema en la Amazonía", las principales causas de los incendios forestales vinculados a la deforestación son la falta de gobernanza local y la especulación territorial. La subsistencia de los agricultores y el manejo extensivo de la ganadería también aparecen como factores que conducen a la quema de biomasa.

Factores que contribuyen a los incendios forestales

El riesgo y la facilidad de propagación del fuego están influenciados por los siguientes factores:

Clima

Las bajas precipitaciones y la humedad relativa y los fuertes vientos favorecen la aparición y propagación del fuego en la vegetación. Las escasas precipitaciones de la región durante el invierno resecan las cubiertas vegetales, facilitando la dispersión de las llamas. Las altas temperaturas también aumentan el riesgo de combustión. Los vientos fuertes y constantes, a su vez, aumentan la evapotranspiración y disminuyen la humedad relativa del aire, favoreciendo la propagación del fuego en la vegetación.

Topográfico

La pendiente de un lugar también favorece la dispersión de llamas en la vegetación. El fuego se propaga más rápido cuanto más accidentado es el terreno. Además, las regiones con pendientes pronunciadas contribuyen a regímenes específicos de movimiento de aire, que también ayudan en la propagación del fuego.

Tipos de combustible

La combustión y la propagación del fuego también dependen de la materia orgánica que se queme. La naturaleza del fuego dependerá de las constituciones químicas de la biomasa y de su ubicación.

Factores que contribuyen a la quema en la Amazonía

A pesar de que los cambios climáticos se identifican como factores que favorecen la ocurrencia de incendios en la Amazonía, la evidencia sugiere que el aumento de incendios no fue determinado por ellos. La alta incidencia de incendios resultantes del proceso de deforestación fue consistente con las imágenes de incendios a gran escala ocurriendo en áreas deforestadas y que fueron mostradas en los medios, mientras que las enormes columnas de humo que alcanzan altos niveles atmosféricos solo podrían explicarse por la combustión de grandes cantidades de biomasa vegetal.

Situación actual de la quema en la Amazonía

El número de incendios en la Amazonía señalados por el Programa de Quema del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), entre enero y agosto de 2019, fue el más alto registrado desde el inicio del monitoreo, que ocurrió en 2010. En relación al mismo período. respecto al año anterior, los datos recopilados por el Inpe muestran que los incendios aumentaron en un 52,5% en esta región. Además, los incendios forestales en el Cerrado y la Mata Atlántica también mostraron un alto crecimiento en comparación con el período anterior.

Los diez municipios que tuvieron mayor foco de incendios forestales este año son también los que tuvieron altas tasas de deforestación, según nota técnica del Ipam (Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía) sobre la temporada de incendios de 2019. Los mayores registros se encuentran en los estados de Acre, Amazonas, Mato Grosso, Rondônia y Roraima.

Impactos de la quema en el Amazonas

Los incendios son responsables de la liberación de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) a la atmósfera. Estos gases contribuyen al calentamiento global y pueden cambiar el clima del Amazonas, creando el ambiente adecuado para que otros grandes incendios ocurran con mayor frecuencia. Es un círculo vicioso. La pérdida de la mayor reserva de biodiversidad del planeta y la contaminación de suelos y ambientes acuáticos son también graves consecuencias generadas por los incendios.

Además, la deforestación es responsable de incrementar el caudal de agua y, en consecuencia, el caudal de los ríos. Esto se debe a que la reducción de la cobertura vegetal disminuye la infiltración de agua en el suelo y las tasas de evapotranspiración. Este proceso altera las condiciones morfológicas y biogeoquímicas de los ecosistemas acuáticos, ya que provoca la exportación de sedimentos terrestres a los arroyos.

Los incendios también contribuyen al aumento de casos de enfermedades respiratorias, ya que afectan la calidad del aire. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un documento elaborado para eventos relacionados con incendios forestales, destaca la salud como dependiente de un medio ambiente sano, destacando la necesidad de orientar el problema de los incendios a un contexto global de cambios.

Además del dióxido de carbono, durante los incendios se producen y liberan a la atmósfera otras especies químicas, como el monóxido de carbono (CO), los óxidos nitrosos (NO3) y los hidrocarburos. Estos elementos sufren reacciones fotoquímicas que ayudan a la formación de contaminantes secundarios, que actúan como gases de efecto invernadero e intensifican el calentamiento global.

10 acciones prácticas para ayudar a salvar la Amazonía

  1. Contribuir con donaciones de bienes y tiempo en instituciones a favor de la preservación;
  2. Participar en activaciones, movilizaciones y campañas;
  3. Firmar y difundir peticiones centradas en políticas públicas;
  4. Cargo de posicionamiento de marcas y personas que sean relevantes para la causa;
  5. Eliminar o reducir el consumo de carne. El consumo de carne en Brasil es el doble del sugerido por la OMS;
  6. Introduce una dieta vegana. Según la ONU, un cambio global hacia una dieta vegana es vital para salvar al mundo del hambre, la escasez de combustible y los peores impactos del cambio climático;
  7. Consumir madera y papel certificados;
  8. Apoyar las marcas que producen de manera sostenible;
  9. Apoyar la resistencia de los pueblos indígenas;
  10. Apoyar proyectos agroforestales y otros con impacto socioambiental positivo.
Además, el fin de los incendios está directamente relacionado con la interrupción de la deforestación. Para ello, se necesitan cuatro líneas de acción, que incluyen:
  • Implementación de políticas públicas ambientales efectivas y duraderas;
  • Apoyo a usos sostenibles del bosque y mejores prácticas agrícolas;
  • Restricción drástica del mercado de productos asociados con nueva deforestación;
  • Compromiso de votantes, consumidores e inversores en los esfuerzos para detener la deforestación.