Libélulas: conoce a estos pequeños dragones

Las libélulas son insectos depredadores que pertenecen al orden Odonata y juegan un papel importante en el control biológico de enfermedades.

Libélula

Imagen: Nika Akin en Unsplash

Las libélulas son insectos depredadores que pertenecen al orden Odonata. Estos animales juegan un papel importante en el control biológico de plagas y actúan como bioindicadores de la calidad ambiental. Además, son protagonistas de numerosas creencias y tradiciones que han habitado el imaginario popular durante muchos siglos.

Las libélulas tienen un cuerpo dividido en cabeza, pecho y abdomen. Además de un par de antenas, las cabezas de las libélulas están ocupadas por sus grandes ojos. El tórax, relativamente pequeño y compacto, tiene tres pares de patas y dos pares de alas membranosas unidas a él. El abdomen, a su vez, es delgado y largo.

El término "libélula" puede tener su origen en dos términos latinos: libellules , el diminutivo de "libro" (liber) - debido a la similitud de sus alas con un libro abierto - o libella , que significa escala - mientras vuelan, las libélulas parecen un equilibrio, manteniendo un perfecto equilibrio.

Odonata es considerado el segundo orden de insectos con mayor número de especies acuáticas. Su riqueza global se estima en unas 6.000 especies descritas. A pesar del conocimiento limitado sobre la distribución de las libélulas brasileñas, la odonatofauna encontrada en Brasil representa aproximadamente el 14% de la riqueza mundial.

La leyenda

En inglés, las libélulas se conocen como libélulas . Según una leyenda chamánica, la libélula era un dragón sabio y mágico que, durante la noche, difundía la luz con su propio aliento de fuego. Un día, para engañar a un coyote, el dragón aceptó el desafío de transformarse en libélula, convirtiéndose en prisionero de sus propios poderes. Después de eso, además de perder sus hechizos, el dragón quedó atrapado en su nuevo cuerpo para siempre.

Características de la libélula

La estructura corporal de las libélulas les permite ser cazadores implacables. Vuelan más rápido que la mayoría de los otros insectos y pueden cambiar instantáneamente la dirección del vuelo, flotando en el aire como pequeños helicópteros. Al permitir una vista panorámica, sus grandes ojos pueden localizar a sus presas arriba, abajo, al frente, detrás y a ambos lados.

Su tiempo de vuelo puede variar desde días, como ocurre con las especies migratorias que tienen alas más anchas y pueden deslizarse en las corrientes de aire, hasta unos pocos minutos. En promedio, las libélulas vuelan de cinco a seis horas al día, alcanzando los 100 kilómetros.

Al igual que las ranas, las ranas y las ranas arborícolas, las libélulas tienen dos ciclos de vida distintos: dentro y fuera del agua, lo que afecta tanto a los ecosistemas acuáticos como a los terrestres. En ambas fases de la vida, las libélulas son depredadores. En existencia sumergida, la larva se alimenta de microcrustáceos, como pececillos, renacuajos y otras larvas. Luego, como libélula, su alimento está restringido a moscas, escarabajos, abejas, avispas e incluso otras libélulas.

Evolución

Los registros fósiles más antiguos de libélulas se encontraron en Francia y datan del período Carbonífero, hace unos 300 millones de años. En Brasil, los fósiles datan del período Cretácico (hace aproximadamente 100 millones de años) y fueron identificados en el Área de Protección Ambiental de Chapada do Araripe, en la frontera de los Estados de Ceará, Piauí y Pernambuco. Estos archivos son impresionantes por su diversidad y similitud en la estructura básica del insecto.

Reproducción de libélulas

Los huevos de libélula se ponen en el agua o cerca de ella y tardan de dos a tres semanas en eclosionar. Cuando nacen, las ninfas de libélula (larvas) desarrollan la capacidad de respirar bajo el agua y utilizan un movimiento similar a la propulsión a chorro para moverse, lo que les permite devorar organismos acuáticos nocivos, como las larvas de mosquitos. La ninfa seguirá contribuyendo al ecosistema acuático durante unos cinco años. Además de los insectos dañinos, la larva se alimenta de pequeños organismos, renacuajos y crías de peces.

En un momento dado, la ninfa pasa del medio acuático al terrestre, donde hará su última metamorfosis, transformándose en un insecto adulto. El traslado al nuevo mundo se suele realizar de noche, para escapar de los depredadores. En su fase terrestre, las libélulas se alimentan de insectos como abejas, moscas, escarabajos, avispas y mosquitos, ayudando en el control biológico de las enfermedades transmitidas por estos animales.

En la edad adulta, la esperanza de vida de una libélula es de seis meses.

Habitat

La gran mayoría de las especies de libélulas son nativas de climas cálidos, principalmente de regiones tropicales y subtropicales. Sin embargo, se pueden encontrar en todos los continentes, a excepción de la Antártida. En el territorio nacional, 828 especies se distribuyen en 14 familias y 140 géneros.

En la fase acuática, sus miembros habitan las más variadas comunidades de agua dulce. Por tanto, es común encontrar representantes de este orden tanto en ambientes lóticos, como ríos y arroyos, como en ambientes lénticos, como estanques, lagos y presas.

Cabe mencionar que la fase larvaria es siempre acuática, mientras que la fase adulta es terrestre o aérea.

Importancia de las libélulas

La presencia de libélulas funciona como un excelente bioindicador de la calidad del medio ambiente. Cada río o lago con agua limpia tiene libélulas. Sin embargo, los cambios físico-químicos mínimos en el agua o el aire son suficientes para expulsarlos. Por esta razón, estos insectos se utilizan para monitorear ecosistemas acuáticos.

Debido a que se alimentan de otros insectos, las libélulas pueden ingerir una gran cantidad de mosquitos transmisores de enfermedades, evitando su propagación. De esta forma, también juegan un papel importante como controladores biológicos.

La mayor amenaza para la vida de las libélulas es la contaminación ambiental. En el agua, los cambios de pH, conductividad o cantidad de oxígeno disuelto provocan cambios drásticos en sus características físicas y químicas. En el aire ocurren procesos similares debido a los gases de efecto invernadero y al cambio climático.

Las acciones antrópicas y los consiguientes cambios climáticos provocan efectos negativos en la población de los más variados insectos, reflejándose en el número de individuos y su distribución. Según datos recogidos por la revista Univates, una de cada 10 especies de Odonata se encuentra en peligro de extinción, lo que refuerza la importancia de priorizar la conservación de áreas aún no afectadas por la acción humana, además de minimizar los impactos de la acción humana en áreas que ya tienen reducción de la diversidad de especies.

Simbología

En la cultura nativa tradicional del continente americano, la libélula se considera un símbolo de transformación y renacimiento, asociado con la reencarnación y las almas de los muertos. Estos insectos también pueden significar fuerza y ​​prosperidad.

El pueblo birmano solía realizar regularmente el ritual de arrojar libélulas a las aguas que rodean sus asentamientos. Actualmente, se entiende que su intención era controlar la población de mosquitos y prevenir la propagación de enfermedades como la fiebre amarilla o la malaria. Para los nativos, este ritual trajo protección.

Además, su vuelo y los colores reflejados por sus grandes alas han creado fascinación en muchas civilizaciones. Su capacidad para sobrevivir a las transformaciones de la vida se considera una inspiración para la existencia humana.