La idea es mostrar cómo los materiales reciclables pueden ser útiles para diferentes usos.
Los materiales desechables están siendo utilizados por personas que usan su imaginación y crean nuevos objetos a partir de los viejos. Algunas iniciativas aún más innovadoras están incorporando materiales en grandes estructuras, como edificios y casas. Ya existen experiencias positivas con el uso de botellas de PET, por ejemplo (ver más aquí).
Otra posibilidad es la nueva estructura realizada íntegramente en papel reciclado, de la que son responsables los arquitectos hermanos Ben y Daniel Dratz. Denominada “Casa Papel”, consta de 550 fardos de papel reciclado, comprimidos y apilados hasta 100 metros de altura y de los supermercados de la región. La residencia cubre más de 2.000 m² y está ubicada en la ciudad de Essen, Alemania. Los hermanos ganaron una subvención de 415.000 dólares de la Escuela de Gestión y Diseño de Zollverein Essen (ZSMD) para construir esta estructura en un antiguo complejo minero, que también es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta “Casa Papel” muestra cómo el papel reciclado puede durar mucho tiempo y seguir siendo útil como material de construcción, para reemplazar las materias primas básicas comúnmente utilizadas en el futuro. Otra ventaja es la adaptación a cualquier temperatura. En invierno, el material mantiene la humedad. En los días de lluvia, resiste bien y aún se seca rápidamente cuando sale el sol.
La idea del dúo creativo es continuar con sus experimentos con papel reciclado y comprimido para proyectos más duraderos en un futuro próximo, aun conociendo las dificultades de lidiar con el material. Así, es posible mostrar el verdadero valor de los materiales reciclables y lo útiles que pueden ser en la vida de las personas. Para obtener más información sobre el trabajo de los arquitectos, visite el sitio web oficial del dúo.
En Brasil
El artista plástico Eduardo Srur tuvo una idea similar y creó un laberinto de 60 toneladas de residuos reciclables en Brasil. Hay 400 fardos prestados por cooperativas de reciclaje en la ciudad de São Paulo. El objetivo del artista era llamar la atención de los visitantes sobre el problema de la basura en la ciudad. Solo el 1% de todos los residuos producidos se recicla. El laberinto estuvo expuesto en el Parque Ibirapuera, en São Paulo, hasta mediados de 2012.
