¿Qué es la carga alostática?

La carga alostática es la cantidad de energía metabólica necesaria para que un mecanismo fisiológico determinado mantenga su equilibrio.

Carga alostática

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La cantidad de energía metabólica requerida para que un mecanismo fisiológico determinado mantenga su equilibrio se denomina carga alostática. Este término fue acuñado por McEwen y Stellar en 1993. Cuando el cuerpo gasta más energía de la que debería para revertir el estímulo que ha interrumpido su equilibrio, se produce una sobrecarga alostática en algunos de los mecanismos de defensa del organismo, aumentando el riesgo de enfermedad.

Procesos de homeostasis y alostasis

El término "homeostasis" indica la propiedad de un organismo de permanecer en equilibrio, independientemente de los cambios y estímulos que se produzcan en el entorno externo. La homeostasis está garantizada a través de ciertos mecanismos fisiológicos, que ocurren en los organismos de manera coordinada. El término “alostasis”, a su vez, caracteriza los mecanismos y herramientas que garantizan el establecimiento y mantenimiento de la homeostasis.

Los mecanismos que controlan la temperatura corporal, el pH, el volumen de fluidos corporales, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la concentración de elementos en la sangre son las principales herramientas alostáticas que se utilizan para mantener el equilibrio de un organismo. Estos instrumentos funcionan mediante retroalimentación negativa, lo que garantiza un cambio opuesto con relación al cambio inicial, es decir, produce respuestas que reducen el estímulo inicial. Por tanto, se encarga de garantizar el correcto equilibrio del organismo.

  • Obtenga más información en los artículos "¿Qué es la homeostasis?" y "¿Qué es la alostasis?"

Respuesta al estrés

Una respuesta fisiológica siempre ocurre en respuesta a un estímulo que causa una ruptura de la homeostasis. Así, una acción sobre el individuo, ya sea de origen psicológico o físico, tendrá como respuesta la desviación de la homeostasis y una consiguiente reacción alostática para recuperar el equilibrio. El estrés es un ejemplo de un estímulo común en la vida diaria de las personas y corresponde a un evento real o imaginario que amenaza la homeostasis, requiriendo una respuesta alostática del cuerpo.

Según la teoría de la carga alostática (ACT) desarrollada por McEwen y Stellar, las expectativas de respuesta a un estímulo pueden ser positivas, negativas o neutrales. Cuando las respuestas son positivas y terminan un ciclo de agresiones, volviendo a la homeostasis, la salud del individuo no se pone en riesgo. Por otro lado, cuando la carga alostática se mantiene por largos períodos o no se da la respuesta adaptativa que acabaría con el ciclo de agresiones, tenemos la sobrecarga alostática y el consiguiente daño a la salud.

Una mala adaptación del organismo en una situación de sobrecarga alostática puede provocar daños en varios órganos, incluido el cerebro. Este daño puede manifestarse de diferentes formas, en el contexto de pérdida de tejido (degeneración), hipersensibilidad, sobrecarga funcional (hipertensión) o trastornos psíquicos (ansiedad, depresión). El estrés diario puede estar relacionado con la aparición o empeoramiento de los síntomas provocados por dicho daño.

Según el libro “Neuropsicología del desarrollo”, la cascada de efectos moleculares y neurobiológicos asociados a situaciones vulnerables en el medio, como el abandono que experimentan algunos niños pobres, puede ser un ejemplo de una respuesta alostática que precipitaría la carga alostática en un organismo aún en su desarrollo. Se ha demostrado que las personas con un nivel socioeconómico más bajo reportan una mayor exposición a eventos estresantes y el efecto de estos eventos en sus vidas que las personas con mayor poder adquisitivo.

Esto sugiere que los individuos pobres pueden desarrollar una alta vulnerabilidad al estrés y, en consecuencia, a enfermedades o dificultades de desarrollo cognitivo. En una revisión de la literatura, se encontró evidencia de que los grupos con experiencia de estrés temprano tienen deficiencias en funciones como la atención, el lenguaje y la toma de decisiones, así como cambios en los componentes del cerebro.