Ciudades verdes: que son y cuales son sus estrategias

Las ciudades verdes son espacios urbanos resilientes, autosuficientes y sostenibles que buscan mejorar la calidad de vida de la población

ciudad verde

Imagen de Konevi en Pixabay

¿Sabes qué son las ciudades verdes? Probablemente sí, pero ¿qué significa este concepto? Las ciudades verdes son ciudades sostenibles, diseñadas con respeto al medio ambiente, económicamente viables y socialmente justas. Las ciudades verdes también se conocen como ciudades inteligentes, ya que invierten en mejorar la calidad de vida de la población y en la búsqueda de servicios eficientes de manera sostenible.

El concepto engloba los pilares de la sostenibilidad, en los que se debe preservar lo ambiental, lo social y lo económico para no perjudicar a las generaciones futuras. De esta forma, las ciudades podrían apoyar las actividades realizadas y al mismo tiempo mantener la calidad de vida de los habitantes.

Las ciudades verdes son lugares donde la gente quiere vivir y trabajar, ahora y en el futuro. Satisfacen las necesidades de los residentes, se integran bien con el entorno y contribuyen a una alta calidad de vida, a través de la seguridad, la inclusión, la buena planificación, la igualdad y los buenos servicios para todos.

La degradación medioambiental provocada por diversas actividades urbanas genera la necesidad de repensar hábitos y formas de afrontar el uso del espacio. En todo el mundo, las ciudades han crecido de manera desordenada provocando inundaciones, contaminación, deforestación, desigualdades sociales, ocupación de viviendas en zonas de riesgo, desempleo, entre muchos otros problemas.

La contaminación en las ciudades representa una grave amenaza para la salud pública. Muchos no cuentan con sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento adecuados, lo que genera enormes volúmenes de desechos humanos y efluentes industriales que se descargan al medio ambiente a diario.

Los proyectos de ciudades verdes buscan minimizar o resolver todos estos problemas. Áreas como el desarrollo inteligente y sostenible, el uso de la tierra, los sistemas de transporte, la energía, el agua, la gestión de residuos, la educación y las políticas públicas deben integrarse para ofrecer mejores condiciones de vida a los habitantes de las ciudades.

Avanzar en el desarrollo sostenible significa hacer un uso más racional de nuestros recursos naturales, con consumo de energías renovables, reducción de contaminantes y residuos, además de la protección del medio ambiente. Es necesario que haya una inversión pública y privada constante para brindar iniciativas sostenibles y una mejor distribución de los ingresos. Una ciudad verde también debe ser una ciudad más justa para sus habitantes. Para ello, la vertiente social debe ser más equilibrada, con mejor calidad de vida, acceso a la salud y creación de oportunidades educativas y laborales.

Para caminar hacia una ciudad verde, los proyectos urbanos se replantean y las ciudades se remodelan para privilegiar opciones de transporte no contaminantes que alivien el tráfico, como el ciclismo y la caminata. Se emplean estrategias como el diseño activo y se realiza un estudio de la transitabilidad del sitio. Además, el ecodiseño y la arquitectura son herramientas importantes para la construcción de edificios verdes que promueven la sostenibilidad. También se debe repensar la recolección de basura, con el objetivo de reducir los impactos ambientales y el desarrollo social y económico de la región.

São Paulo es un ejemplo de ciudad que ha perdido áreas verdes y espacios abiertos como resultado del acelerado proceso de urbanización. La jardinería urbana y el diseño urbano son alternativas para crear nuevos espacios verdes en la ciudad, ofreciendo seguridad alimentaria y actividades de ocio para personas de diferentes generaciones.

Las ciudades verdes deben incluir espacios verdes, literalmente. La vegetación es fundamental para el abastecimiento de agua, energía, para la mejora de la salud pública y la resiliencia ante el cambio climático.

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Las ciudades deben adaptarse a las condiciones naturales del lugar donde se insertan, con estrategias en el uso de la vegetación urbana y sus alrededores para asegurar la abundancia de agua, energía y calidad de vida. De esta manera, se reduce el daño causado por eventos climáticos extremos y deficiencias crónicas en la infraestructura originadas por urbanizaciones no planificadas.

La idea es que las ciudades verdes promuevan un equilibrio entre la ciudad moderna y el paisaje natural, ofreciendo lo mejor de ambos mundos, incluso ante escenarios de intensa urbanización y cambio climático.

Actualmente, el 90% de la población brasileña vive en centros urbanos. Buena parte de estos centros tiene vegetación en constante conflicto con las estructuras y dinámicas urbanas, tiene una baja capacidad de servicios ambientales y una calidad de vida insuficiente. La escasez de agua de 2014 y 2015 en el sureste resaltó la vulnerabilidad de los sistemas urbanos actuales y su desconexión con la realidad natural del territorio brasileño.

Al observar esta situación, nos dimos cuenta de la necesidad de implementar políticas públicas para hacer las ciudades más sostenibles social y ambientalmente y reparar el deterioro de las condiciones de vida. Para que las acciones sean duraderas, es necesario pensar en: marcos legislativos, reglamentos, ordenanzas o normas; políticas sociales y estrategias sectoriales; marcos institucionales y procesos de toma de decisiones. Es decir, sistemas que garanticen una gestión eficiente, transparente y responsable. No se puede pensar en ciudades verdes sin cuestionar el sistema político y económico.

Las estrategias para lograr una ciudad verde dependen del contexto social, histórico y natural de la región y del país en el que se ubican. En países más desarrollados, las iniciativas suelen estar vinculadas al urbanismo con arquitectura de alta tecnología, industrias de circuito cerrado que no producen residuos, entre otras. Sin embargo, en los países en desarrollo, el camino puede comenzar garantizando la seguridad alimentaria, el trabajo y los ingresos decentes, un medio ambiente limpio y una gobernanza que tenga en cuenta a todos los ciudadanos. Entre estas soluciones, también destaca la horticultura urbana y periurbana.

Una iniciativa no excluye a la otra, pero cada país tiene sus prioridades y esto debe tenerse en cuenta a la hora de planificar ciudades más verdes.

El concepto de ciudades verdes, resilientes, autosuficientes y sostenibles es muy complejo e incluye una transformación en la gestión de la vida moderna. Sin embargo, debemos recordar que es gradual e involucra al gobierno, a la iniciativa privada ya todos nosotros. Las ciudades verdes exigen un cambio real de comportamiento.

Como decía el gran arquitecto brasileño Oscar Niemeyer: “No basta con hacer una ciudad moderna. Es necesario cambiar la sociedad ”. Las ciudades son producto de sus habitantes y sus gobernantes. Con ambos actores trabajando juntos, todas las ciudades pueden volverse sostenibles.

El cambio comienza en tu comportamiento. Elegir a los políticos en los que mejor se vota, utilizar bolsas retornables, consumir productos elaborados localmente, reducir el consumo excesivo de recursos, repensar la forma de transportar y disponer de sus residuos. Todas estas actitudes, entre muchas otras, pueden contribuir a que tu ciudad sea cada vez más verde.